lunes, 13 de febrero de 2012

Las emociones como auto-conocimiento

Cuando hablamos de enfermedad, la definimos como una alteración más o menos grave en el funcionamiento del cuerpo. Cuando enfermamos pensamos que es un desorden del organismo, que tenemos mala suerte o ponemos el peso de la enfermedad en factores casuales y externos a nosotros.

Pero la enfermedad no es únicamente dolor y la salud no es únicamente ausencia de enfermedad sino es un proceso de adaptación en el que confluyen factores biológicos, psicológicos y sociales.

Nos encontramos ante un sistema de salud que considera la enfermedad como algo a atacar, luchar, vencer, etc… Sin embargo, podemos entender la enfermedad como un sistema de protección temporal y para poder entenderla hay que escuchar el cuerpo biológico, psíquico y mental. Podemos pensar que la enfermedad es la respuesta de nuestro cuerpo y que en lugar de venir del exterior (virus, frío, etc…) viene del interior de uno mismo y es la manera más sana que tiene el organismo de pedirnos que prestemos atención a nuestras necesidades. Debemos aprender a escucharnos a nosotros mismos y a responsabilizarnos de nuestra salud.           
                             
Hemos evolucionado a nivel cognitivo gracias a la información y educación. Pero a nivel emocional las personas seguimos comportándonos como hace miles de años. Hoy en día, sabemos que tendremos comida para alimentarnos, un techo seguro para defendernos de agresiones externas pero nos preocupamos por mantener un trabajo, pagar la hipoteca, conseguir un reconocimiento profesional, etc. Esto nos provoca el mismo malestar, angustia o nerviosismo (alerta) que nuestros antepasados. Han cambiado las circunstancias de la vida pero no han cambiado los estados de ánimo o estados emocionales. Son estas emociones que nos llevan a estar estresados, a tener miedo, a no aceptarnos a nosotros mismos y a intentar cambiar lo externo porque no queremos mirar que hay internamente que nos angustie.

Todo lo que pasa en nuestro cuerpo está controlado por nuestra mente que funciona como  un ordenador que capta la información, la procesa y la compara con los datos que ya tiene y emite la orden más adecuada para la supervivencia.

Las emociones son procesos psicológicos que frente a una amenaza a nuestro equilibrio, ya sea físico o psicológico, actúan para restablecerlo ejerciendo así un papel adaptativo. Por esta función adaptativa de las emociones depende de la valoración que haga la persona frente a ese estímulo externo que pone en peligro su equilibrio y de la respuesta que genere. Así pues, tanto las emociones positivas (alegría, buen humor, optimismo) como las negativas (ira, ansiedad) y el estrés influyen en la salud. Nuestras abuelas ya lo sabían: Nos decían que la tristeza, la preocupación y otros sentimientos podían dañar el corazón, arruinar el cutis, hacernos más vulnerables hacia las infecciones y provocar úlceras.

Así pues, conocer las emociones es algo fundamental. Reconocer cuál es la emoción que estamos sintiendo es my útil, ya que nos permite un mayor conocimiento de nosotros mismos y también nos permite saber canalizar y expresar esas emociones hacia los demás de la manera más adecuada. 
Todas las emociones son buenas, mirándolas desde el papel adaptativo que juegan, sin embargo hoy se sabe que si algunas de ellas se salen de los límites normales de forma habitual durante largos periodos de tiempo, ya no son tan buenas. Debemos escuchar tanto el cuerpo como a la mente, aceptándonos y cada cuál debe tomar la dirección y la responsabilidad de su salud.

      “El verdadero viaje de descubrimiento, no consiste en buscar nuevos territorios sino en tener nuevos ojos” (Marcel Proust)

Libros recomendados:

-       Descodificación biológica de Christian Fleche.
-       Curación emocional de David Servan - Schreiber

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