lunes, 9 de enero de 2012

La aspirina

El ácido acetilsalicílico –al que se conoce popularmente como Aspirina, nombre comercial que le dio Bayer, laboratorio para el que trabajaba el químico alemán Felix Hoffman que fue el primero que logró sintetizarlo artificialmente en 1897- es uno de esos fármacos sintéticos de los que la mayoría de las personas tiene una imagen positiva. Digamos que, en general, se le
considera efectivo para paliar diversas molestias – especialmente las producidas por catarros, dolores de cabeza, malestar general, inflamaciones, dolores moderados de muelas, etc.- y con la ventaja de ser prácticamente inocuo. De ahí la sorpresa de quienes se interesan por leer su prospecto hasta el final y descubren con horror la retahíla de efectos adversos, interacciones y contraindicaciones de tan popular medicamento. Por eso, para sacar de esa especie de “limbo indolente” a algunos lectores, hemos recogido–aunque de forma abreviada- la Ficha Técnica de Aspirina así como sus indicaciones, efectos secundarios, interacciones y contraindicaciones tal y como se recogen en la propia web de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AGEMED) -www.agemed.es-, entidad dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo, en el Nomenclator Español de Medicamentos (puede consultarlo en www.hipocrates.com) y en la propia web de Aspirina (www.aspirina.com). 

Así, una vez informado, podrá decidir si merece la pena exponerse a los riesgos reconocidos para obtener un beneficio innecesario ya que en condiciones normales ni el dolor, ni la inflamación ni la fiebre que la aspirina puede aliviar son negativos sino todo lo contrario: son mecanismos curativos del cuerpo. Incluido el dolor, sí, aunque a muchos les sorprenda. Porque el dolor es el mecanismo que tiene el cuerpo para avisar al cerebro de que algo va mal en algún lugar y hacer que éste ponga en marcha los mecanismos necesarios para solucionarlo. Y si esa sensación de dolor se bloquea con fármacos el cerebro puede dejar de recibir la señal del problema y dejar de trabajar sobre él.

La Ficha Técnica de este medicamento respecto a sus propiedades farmacológicas no es muy extensa pero sí permite enterarse de que “el ácido acetilsalicílico pertenece al grupo de fármacos analgésicos antipiréticos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE)”. Su efecto analgésico se realiza periféricamente. La Aspirina produce analgesia al actuar a nivel central sobre el hipotálamo y a nivel periférico bloqueando la generación de impulsos dolorosos, mediante el bloqueo de la síntesis de prostaglandinas mediada por la inhibición de la ciclooxigenasa”. En cuanto al efecto antipirético en dicho vademécum se dice que el ácido acetilsalicílico “reduce la temperatura anormalmente elevada al actuar sobre el centro termorregulador del hipotálamo y producir vasodilatación periférica. La vasodilatación aumenta la sudoración y, por tanto, la pérdida de calor”.

Estas “propiedades farmacológicas” son las que justifican las indicaciones terapéuticas del ácido acetilsalicílico: “el alivio sintomático de los dolores ocasionales leves o moderados como dolores de cabeza, dentales, menstruales, musculares (contracturas) o de espalda (lumbalgia) y de los estados febriles”. Más concretamente, en www.aspirina.com puede leerse que este medicamento “actúa bloqueando la transmisión del estímulo doloroso en una acción
analgésica periférica. Gracias a ello Aspirina calma el dolor de intensidad leve y moderada”, actúa bloqueando el proceso que incrementa la temperatura y descendiendo la fiebre a través de la vasodilatación y la sudoración” y que “ejerce su acción antiinflamatoria disminuyendo la respuesta de las células al estímulo inflamatorio disminuyendo la sensibilización de los receptores nerviosos del dolor e inhibiendo la estimulación de las células inflamatorias y la producción de interleucina-, un potente inductor de la inflamación”. Y, en concreto, menciona que “por sus efectos antiinflamatorios el ácido acetilsalicílico es un fármaco especialmente indicado para tratar la fiebre reumática, la artritis reumatoide y la artrosis”. Además, en dicha
web se dice que las “nuevas indicaciones del ácido acetilsalicílico como antiagregante plaquetario son: prevención del IAM (infarto agudo de miocardio) tras haber padecido uno o sufrir angina de pecho y la profilaxis secundaria de Accidente Vascular Cerebral (AVC) de origen isquémico. Una indicación que sin embargo no aparece en el prospecto a pesar de lo cual algunos médicos lo recomiendan para prevenir y/o tratar dolencias cardio y cerebrovasculares como las mencionadas obviando que existen otros productos de origen natural con una acción antiagregante similar y sin sus efectos secundarios.


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